Cuando los historiadores del futuro tengan que sentarse a escribir acerca de la primera década del tercer milenio, seguro que van a tener que dedicarle todo un capitulo a la marihuana. Durante esta década, la marihuana ha venido saliendo de los nichos del narco y el marihuanero para introducirse en el mainstream cultural, en las memorias del presidente de Estados Unidos y la lírica de Don Omar.
Colombia ––con sus copas de la marihuana, sus avances en legislación de marihuana y un presidente que también admite haber inhalado alguna vez el humo espeso del cannabis–– no es la excepción. Pero qué tanto están sintiendo nuestros vecinos este boom marihuanero: ¿qué tanto los están pegando sus jóvenes? ¿Cuánto vale el moño? ¿Qué dicen sus leyes acerca del porte y consumo? Y ¿qué tan frecuente es ver cargamentos del vegetal precioso caer en operativos de policía?
Esta serie de infografías, basadas en datos de la Oficina de la Naciones contra la Droga y el Delito (UNODC), es para ponerlos al tanto de la situación de la marihuana en el barrio .
Básicamente, hay tres actitudes que la ley puede tomar frente a la bareta: la prohibición, la penalización y la persecución frontal (que aquí aparece en azul); despenalizar el porte de la dosis personal sosteniendo la ilegalidad de la producción y la comercializaciónde la hierba (rojo) y legalizarla toda (café). Hay una excepción: algunos países, como Colombia, han levantado la prohibición contra la marihuana cuando se trata de usos medicinales de la planta
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