viernes, 17 de febrero de 2017

Los adultos mayores confían su dolor al cannabis medicinal

El 31% de los registrados para tratarse con cannabis tiene 61 años o más y el 25% está entre los 51 y 60 años


El Departamento de Salud no ha ofrecido a El Nuevo Día la información más reciente sobre el programa de cannabis medicinal, pero, según los datos actualizados a noviembre del año pasado –un mes antes de que abrieran los dispensarios–, 295 o 31% de 937 pacientes que portaban la tarjeta de identificación de Salud tenía 61  años o más.
Para ese momento, Salud había otorgado la licencia de operación a 56 dispensarios que abrirían sus puertas en diversos puntos de la Isla.
José Rivera, propietario del dispensario The Health Clinic, en Barceloneta, indicó que desde que comenzó operaciones el 30 de diciembre pasado y hasta ayer, había recibido a 242 pacientes cuya edad promedio ronda los 65 años. 
“Si tú ves el perfil de las personas que están acudiendo a buscar su certificación como pacientes, no estamos hablando de mafuteros, estamos hablando de gente que tiene mucha, mucha necesidad”, indicó Rivera.
Esta experiencia coincide con la de Jaime Claudio, quien en su clínica de medicina de familia ha certificado a sobre 100 pacientes que padecen alguna o varias de las condiciones que permite el reglamento para recibir el tratamiento, y apuesta a que la futura legislación fortalezca la industria y las oportunidades de tratamiento para los pacientes.
“La mayoría son de 60 años y pacientes que nunca han usado cannabis recreativo, pero que están desesperados por la ‘polifarmacia’, por los efectos secundarios y por el manejo de dolor a medias”, manifestó en entrevista separada.
Tanto Rivera como Claudio coincidieron con la apreciación de Julián Londoño, fundador de la empresa de cultivo, manufactura y dispensación NextGen Pharma, en que las certificaciones de pacientes toman mucho tiempo, y urgieron al Departamento de Salud a destinar más recursos para esta gestión.
Para Claudio, la discusión sobre una nueva regulación de esta industria naciente plantea un buen escenario para otorgar a los médicos más educación y mayor control sobre el tratamiento de los pacientes. 
 El doctor, quien junto a un grupo de socios ofrece los cursos que necesitan los médicos para obtener la licencia del programa de cannabis, indicó que, mientras más se especialicen algunos de sus colegas en la “medicina canábica”, más precisos y certeros podrán ser los tratamientos.
Actualmente, los médicos participantes no recetan el cannabis, sino que emiten una recomendación de tratamiento para su paciente, que puede ser bastante genérica o más específica, incluyendo el tipo de producto a utilizar –la flor de la planta, un aceite, una cápsula, entre otros– y la concentración sugerida de THC, el compuesto químico responsable de los resultados medicinales, pero también del efecto psicoactivo y psicotrópico que produce la marihuana.
“Para nosotros poder hacer buena medicina, tenemos que dar unas guías claras para dosis y formulaciones. Toma entre siete a 15 visitas al médico para poder calibrar la dosis final del cannabis medicinal que te es efectivo y que tiene mínimos efectos secundarios”, sostuvo.
Según el reglamento 8766 del Departamento de Salud, en Puerto Rico se puede utilizar el cannabis medicinal en pacientes con alguna de 14 enfermedades, que incluyen esclerosis múltiple, Parkinson y artritis, y, en su mayoría, se recomienda para reducir o eliminar el dolor crónico que provocan.
Un estudio publicado en enero de este año de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, y en el que colaboró la puertorriqueña Margarita Alegría junto a una quincena de especialistas, reveló que existe evidencia sustancial para establecer que el cannabis tiene efectos positivos en el tratamiento del dolor crónico, de las náuseas y vómitos que surgen como efecto secundario de la quimioterapia y para tratar los espasmos asociados a la esclerosis múltiple. Para las demás condiciones, no existe evidencia tan contundente. 

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